sábado, 1 de enero de 2011

La primer regla para tratar a un niño es “tiempo”.

Tiempo para conocerlo.
Tiempo para realizar la adaptación.
Tiempo para ganarnos su confianza.
Tiempo para implementar las distintas alternativas terapéuticas.

Cuando el niño ingresa a nuestro establecimiento lo reciben las secretarias, en el TV de la sala de espera hay dibujos animados, los responsables de la adaptación nos acercamos a él sin el guardapolvo blanco, tal vez el guardapolvo represente agujas, internaciones, medicaciones con feo sabor y efectos secundarios dolorosos. Nos sentamos cerca del niño y comenzamos a hablar con algún familiar que nos hace de cómplice, acerca de cuál es nuestro dibujo favorito, y nombramos alguno, siempre evaluando si el paciente es varón o mujer (por ejemplo: el Hombre araña o Barbie). No nos dirigimos directamente al niño para que no se sienta acosado; la idea es comenzar a interactuar con él y aprender cuáles son sus gustos. Buscamos en internet el dibujo que eligió para colorear y se lo damos. Iniciamos así, una relación distendida y de confianza, a través del juego. En su despedida diaria le daremos una bolsita con golosinas.

Al día siguiente el niño ingresa a la clínica con otro ímpetu y reconoce que sus dibujos están expuestos en una pared. Hablamos con nuestro cómplice y le explicamos que nosotros fabricamos máscaras de los distintos dibujos animados, el pacientito nos escucha con atención mientras mira la TV. Luego todos nos dirigimos a la sala donde se lleva a cabo dicho procedimiento “Sala de 1° Simulación” al ingresar se encuentra el equipo “Simulador” y lo presentamos como un equipo para jugar. Nuestro objetivo es inmovilizar la cabeza y el cuello del paciente (usaremos un marco para máscaras termoplásticas, un apoya cabeza y una máscara termoplástica *). Con la persona que llevaremos a cabo esta acción es con nuestro cómplice, él le demostrará al niño que todo el procedimiento realizado no duele y que le gustó mucho y como resultado del mismo se llevará una máscara de su dibujo favorito (la máscara tomará la forma exacta de su cabeza con los rasgos particulares de su cara). Se la pintaremos para recrear una imagen parecida al dibujo (*). Cuando se retiran de la clínica le daremos un consejo al potador de la máscara y es que trate de no prestársela al niño y que todos los familiares la admiren y la elogien frente a él. El objetivo de esta acción es generar ansiedad y ganas de tener su propia máscara. No nos olvidemos de su bolsita con golosinas.

Al día siguiente el niño ingresa a la clínica y se encuentra con otro niño en tratamiento que le muestra su máscara, el objetivo es afianzar el deseo de tener su propia máscara, por supuesto, el encuentro no fue casual.

Tal vez poder cumplir con los objetivos de la primer simulación nos lleve 5, 10, 15 días o más, esto lo va a determinar indirectamente el niño. Una vez realizada la máscara en la posición correspondiente para el tratamiento, comenzaremos a decorarla lentamente de manera que el paciente vea los cambios de la misma, día tras día y nosotros avanzaremos con nuestros objetivos.
(*) Los accesorios de inmovilización para Radioterapia que se enuncian en este trabajo son productos de ABIMEDTECNOLOGIA: visite nuestro blog en: http://www.abimedtecnologia.blogspot.com/

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